martes, 11 de octubre de 2011

Gracias a los procesos, entre el principio y el final siempre hay una gran diferencia……Por Lina Cristiano



Gracias a los procesos, entre el principio y el final siempre hay una gran diferencia 
Por Lina Cristiano

La orientación hacia la meta ó el resultado, muchas veces nos hace pasar por alto, lo que quizás sea el corazón del asunto en desarrollo: el proceso.
Las enseñanzas budistas, tibetanas y el zen conocen muy bien de esto, sin embargo, en la cultura occidental, el proceso es a menudo considerado como una serie de obstáculos a vencer para poder llegar a una meta.
Todo en esta vida conlleva un proceso, tiene su ritmo, tiene su propia danza, desde la gestación hasta el nacimiento, desde la concepción hasta la realización. Y luego, se inicia nuevamente otro proceso, y otro, y otro. La naturaleza es nuestro mejor ejemplo: cada semilla danza SU propio proceso desde su siembra hasta su germinación y florecimiento, y luego, brotarán nuevas semillas, y otro proceso se inicia, se desarrolla, se realiza, y así, continúa ad infinitum.
Hemos oído tanto hablar acerca de vivir aquí y ahora, de centrarnos en el presente, y cómo nos cuesta a veces deshacernos de ese hábito de considerar el proceso como una demora, e inclusive como un obstáculo, un hábito que nos mantiene proyectados hacia el futuro, hacia una meta, mientras nos perdemos la infinidad de detalles que nos permiten llegar a ella, nos perdemos ese espacio creativo, intermedio, incierto, entre el principio y el final, en el que se va desarrollando y moldeando de manera progresiva, y a veces hasta mágica, una realización, un resultado, nos perdemos ese espacio en el que se despliega y florece la vida, con su propia danza, a su ritmo, no al nuestro, ni al de nuestras imposiciones, exigencias ó expectativas.
Vivimos en una cultura que promueve la inmediatez, donde la paciencia, la confianza y la fé a lo largo del proceso pueden convertirse en todo un desafío. Comida rápida, procedimiento corto, tratamiento instantáneo, en ocasiones atropelladamente y hasta con desesperación se emprende una carrera desenfrenada por alcanzar la meta, se persigue fantasiosamente, aquello de “chasqueando los dedos” y listo!!!. Los criterios de eficiencia y efectividad han sido a menudo sacados de contexto, y llevados al extremo de la irracionalidad y la anti-natura.
Hay un antes y un después debido a un proceso implícito, que de no desplegarse, el después, no sería posible. En la existencia, el cambio es una norma sin excepciones, y es ese cambio el que va conduciendo un antes a un después.
El corazón de la vida, en su incesante movimiento, contiene en sí mismo el impulso vital hacia el crecimiento, el avance y la realización, desarrollándose en un proceso tras otro, incesantemente. Hay un ajuste espiritual, una suprema sabiduría implícita en cada proceso, que trasciende nuestro particular discernimiento, que crea las condiciones necesarias y oportunas para abrirse camino hacia el próximo paso, siempre avanzando, danzando hacia su realización.
Esa es la naturaleza de las cosas, de todo cuanto nos rodea. Cada paso cuenta, cada etapa cuenta, partes necesarias y determinantes de cada proceso en plena actividad creativa, ese espacio en el que ese impulso vital va dando forma y cobrando sentido a medida que se desarrolla.
Necesitamos reconocer el proceso como el espacio creativo donde el impulso de la vida se desenvuelve y se expresa de manera creciente. También necesitamos desarrollar la confianza, la perseverancia, la fé, y esa paciencia que refiere el Curso de Milagros (Texto VI. 12): “Ahora debes aprender que la paciencia infinita produce resultados inmediatos. La paciencia infinita recurre al amor infinito, y al producir resultados ahora  hace que el tiempo se haga innecesario”…..Porque simplemente aceptamos y nos rendimos ante el hecho de que: “El tiempo de Dios es perfecto, y el tiempo de Dios es el Ahora”.

Lina Cristiano
Psicoterapeuta/Coach de Vida

lunes, 10 de octubre de 2011

La experiencia no son las circunstancias



La experiencia no son las circunstancias, 
no se trata de lo que ocurre afuera, a nuestro alrededor, 
tampoco se trata de lo que piensan, dicen ó hacen otros. 
Nuestra experiencia es lo que ocurre dentro nuestro, 
lo que sentimos, lo que pensamos, y sobre todo, 
lo que hacemos con eso. 
Eso es lo que marca la diferencia.....
En una misma circunstancia, la experiencia de los involucrados 
       puede ser radicalmente distinta.....   
                                                                                                                           
Lina Cristiano

CADA QUIEN RECORRE SU PROPIO CAMINO…...POR LINA CRISTIANO



Cada quien recorre su propio camino…...Por Lina cristiano

No puedes ser feliz y disfrutar de paz interior si vas por ahí esperando que los demás sean y vivan como tu quieres que sean y vivan.
- Wayne Dyer -

Cada quien tiene su particular bagaje de experiencias, información, ideas, conocimiento, conceptos, percepciones, y todo ello, conforma nuestro individual modo de ver y vivir “nuestra” vida. Cuando algo nos incomoda ó molesta acerca del otro, podemos tener la certeza de que tiene más que ver con uno mismo que con el otro. El otro ha tenido y está teniendo su propia experiencia, y aún cuando muchas veces nos cueste admitirlo, eso está bien para el otro, es su elección, es su experiencia no la nuestra!!! Sin embargo, a veces, insistimos sin que el otro lo haya solicitado, en mostrarle qué está bien, ó qué está mal, ó cuán equivocado está, porque pretendemos de antemano que nuestra perspectiva podría resultar ó es mejor que suya!!
Cada quien, esté conciente ó no, elige cómo vivir su vida y qué experiencias tener en ella, y hay algo de fondo en esto: la persona necesita transitar su propio camino a su modo, un camino personal que recorre a su ritmo, según sus propios preceptos y propósitos. Muchas veces necesitamos grandes dosis de humildad y compasión para aceptar esto.
Si tenemos cerca a alguien cuyo modo de percibir y vivir su vida no nos gusta, ó inclusive nos molesta, entonces, amigos míos, resulta que tenemos mucho que aprender, nos corresponde recorrer nuestro propio camino en ello, y puedo asegurar, que ese camino no incluye forzar ó persuadir al otro para que se amolde ó adopte nuestros preceptos. Cuando el ego se apodera de nosotros, buscamos dominio y control, queremos indicarle al otro como “debería” ver las cosas, cómo “debería” pensar, como “debería” actuar, y resulta que esto no sólo pretende condicionar al otro, sino que también nos condiciona a nosotros. Nuestro presente se convierte en una persecución por llevar al otro a nuestro terreno, a nuestros términos, y en ello, perdemos nuestra paz. Ojalá nos percatáramos cómo esto resulta en un acto de violencia, de arbitrariedad y hostilidad, a menos que el otro nos haya pedido ayuda ó, solicitado explícitamente que le expongamos nuestro particular enfoque, que por supuesto, está basado en nuestra particular experiencia y percepción. Humildemente nos toca aceptar que nuestro modo de ver las cosas es “nuestro”, se corresponde con nosotros de manera particular, y no siempre nuestro modo de ver las cosas podría resultarle favorable ó aceptable al otro, aún cuando estemos convencidos de que es mejor ó más beneficioso!!! Así que, nos toca aceptar esto, y respetar al otro por un lado, y ocuparnos de nuestros propios asuntos, de nuestra propia vida y nuestra propia paz, por otro.
Hay contenidos y razones personales que están más allá de nuestro particular discernimiento. Hacemos demasiadas suposiciones, y resulta que sólo sabemos, concluimos y percibimos a través de nuestra propia experiencia, llena de matices y contenidos particulares, y jamás alcanzaremos a conocer lo suficiente acerca de la experiencia del otro, porque involucra “sus” particulares matices y contenidos, no los nuestros. Aceptar esto amerita humildad y compasión.

Lina Cristiano
Psicoterapeuta y Coach Personal