El camino interior no siempre resulta agradable,
porque nos vemos enfrentados cara a cara
con todas las mentiras que nos hemos dicho y en las que hemos creído.
Es el camino de la verdad, de escuchar y de cantarnos las verdades, y esas verdades,
aún cuando nos liberan y nos sanan, en muchas ocasiones,
son duras de ver y reconocer,
además de que no se llega a ellas de buenas a primera.
Es un camino de autenticidad, de vulnerabilidad, de sensibilidad,
de resquebrajar armaduras y despojarse de máscaras.
Es un camino de coraje, de cruda honestidad, de integridad
y sobre todo, de dignidad.
Lo que lo vuelve tortuoso, y a veces doloroso, no es que en sí mismo lo sea,
sino toda la resistencia que oponemos a encaminarnos con seriedad,
de una vez por todas y de buena gana, con compromiso y disposición,
sin necesidad de llevarnos a las últimas para obligarnos y decidirnos a recorrerlo,
antes de que las cosas se vuelvan demasiado complejas,
antes de que lleguen demasiado lejos...
Lina Cristiano
Psicoterapeuta y Coach de Vida
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