En la actualidad, vivimos
en un mundo en el que lo único que podría salvarnos de devorarnos unos a otros,
es tener una visión trascendente de sí mismos y de la vida, cultivar y afianzar
los valores humanos fundamentales en la cotidianidad, y lograr una perspectiva
holística de nosotros mismos y de todo lo que nos rodea. La trascendencia y su
ejercicio se ha vuelto una necesidad imperativa para sobrevivir sana y
pacíficamente a todo nivel. Eso es lo único que podría salvarnos de dejarnos
arrastrar por la ingente cantidad de tentaciones e información a la que estamos
expuestos, por un sistema que sustenta y apoya la depredación, los
anti-valores, que nos obliga a ser razonable e inteligentemente más selectivos
en cuanto a aquello que permitimos se inserte y adhiera a nosotros y nuestra
vida.
Es una época en la que el
conocimiento es auténtico poder únicamente en la medida en que seamos nosotros
quienes canalicemos y dirijamos en qué términos, y bajo cuáles premisas y
principios lo ejerceremos, para que en efecto, esté al servicio del más elevado
y genuino progreso y evolución humanos.
Es una época en la que el
ejercicio de la voluntad y la disciplina cobran una importancia vital para no
dejarse abrumar por la infinidad de opciones que sin duda, exigen de un criterio
razonable, humano y maduro que nos mantenga a salvo de irnos por el despeñadero
sin que ni siquiera nos demos cuenta de ello.
Es una época en la que
estar al mando de sí mismo es un desafío momento a momento, una época en la que
es más tentador que nunca aturdirse y desviarse en el camino.
Es una época donde la
pobreza más lacerante es la del vacío y la miseria espiritual, donde sólo una
visión holística y espiritual podría rescatarnos de tanta falsedad, superficialidad,
manipulación y mentiras en las que hemos creído y adoptado ciegamente, por
inconsciencia, por ignorancia, y cuyas consecuencias están más que a la vista,
para el que tenga el coraje de admitirlo, de darse cuenta de ello, y sobre
todo, de hacer algo digno y loable al respecto.
Es una época que nos
desafía más que nunca antes en la historia de la humanidad, a ser
minuciosamente selectivos en cuanto a aquello a lo que le otorgamos poder y le
dedicamos nuestra atención y tiempo, y en la que el nivel de esa selectividad,
puede marcar una diferencia radical en nosotros mismos, en nuestra vida, y en
nuestro entorno no sólo inmediato sino a nivel global.
Lina Cristiano
Psicoterapeuta y Coach de
Vida
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